Aquí estoy un día más con otra entrada. Esta vez os voy a hablar
de lo que supuso el EIR para mí a nivel emocional. Aunque el resultado ha
merecido la pena con creces, quiero aconsejaros por experiencia que no se
convierta en lo ÚNICO.
Un año de tantas y tantas horas dedicadas a los libros te
acaban pasando factura. La parte buena es que lo he sacado, y diréis, ¿hay
alguna mala? pues sí, me arrepiento de que se convirtiera en el centro de mis
pensamientos, de que supusiera una obsesión para mí el hecho de aprobar el
examen.
Lo he logrado y estoy muy feliz vale, pero he de reconocer
que me cambió el carácter. Sobre todo en los últimos meses. Sobre todo en
ENERO. No había quien me tosiera. Estaba tan cansada mentalmente que a nada me
echaba a llorar o me ponía de muy mal humor desde que me levantaba hasta que me
acostaba. Estaba tan harta en todos los sentidos que lo pagaba con los de mí
alrededor. Yo se que han tenido mucha paciencia conmigo y se lo agradezco una y
otra vez. Pienso que en una oposición, el que lo pasa mal es el opositor si,
estamos de acuerdo, pero hay que destacar también la figura de la familia, la
pareja…que se pueden convertir en tus mejores aliados, que te pueden animar
cuando ya no crees en nada ni en nadie y muchas veces pagan las consecuencias
de nuestro estudio.
Me levantaba siempre con el mismo pensamiento: un día menos
a tachar en el calendario. Desayunaba, me vestía, cogía mis bártulos y me iba a
la biblioteca la cual se convirtió en mi segunda casa durante mucho tiempo.
Preparaba todo y ale a abrir un día más el manual que tocase. He de decir que
por la mañana es cuando realmente rendía de verdad… las tardes de estudio para
mi eran lo peor de lo peor, me entraba mucha modorra. Llegaba a casa y no os
creáis que desconectaba no, me ponía a buscar dudas o a terminar de hacer
preguntas tipo test si andaba pillada. Y el día no terminaba ahí. ¿Cuántas
noches habré soñado con el EIR? ¡Miles! Con el día del examen, con las clases,
con el momento de introducir el DNI en el pc, pero, sobre todo, con el día de
la elección de plazas! Supongo que os irá pasando también a vosotros. Y
piensas, normal, todo el día pensando en lo mismo como no vas a soñar con ello…
Lo que os quiero decir es que como veis, el EIR puede ser un
arma de doble filo. Yo soy la primera que os digo que id a por ello, que
luchéis con todas vuestras fuerzas pero con un límite. Porque os aseguro que
ahora que recién habéis empezado no lo notaréis pero cuando llevéis meses y
meses sí. Estamos de acuerdo en que hay que emplear horas, pero intentad que no
os afecte en lo posible en lo personal. Sacad ratos de donde sea para
disfrutar, para evadiros. Porque si no sentiréis que habéis perdido un año de vuestra vida. Y
ya no me refiero a suspender, sino la amarga sensación de que te has perdido
muchas cosas. Tomate tu tiempo para desayunar mientras escuchas tu programa
favorito de radio, cierra el manual por la tarde pero ciérralo de verdad, y
arréglate para ver a tu pareja o a tomar algo con tus amigos, disfruta de un
baño relajante con espumita una vez a la semana, reserva el miércoles por la
noche para ver tu serie favorita, vete media hora antes a la cama para leer…
esas pequeñeces, esos detalles, que os harán relajaros, que os harán no pensar
en el EIR las 24 horas del día. No creáis que yo hacía todo esto (me lo he
inventado) sino es lo que por ejemplo me hubiera gustado hacer y no tuve la
valentía porque si no creía, pensaba, que iba a suspender. ¡¡ERROR!!
Si estás todo el día durante un mes y otro, y otro… con el
run run en la cabeza, EIR EIR EIR EIR, te deprimes y eso se transmite a tu
alrededor. No vas a rendir lo suficiente porque la obsesión por aprobar
destacará más que otra cosa y además, los días se van a hacer mucho más lentos
de lo que en realidad son. DESCONECTAD. Por vuestro coco. Por vuestra salud.
¿Sabéis lo que me vino genial a mí para desenchufar? Salir a
correr. Empecé en primavera y lo que hacía era ir a mediodía, al venir de la biblioteca.
Yo he sido una persona sedentaria gran parte de mi vida y estar todo el día
sentada en una silla me llamaba para empezar a hacerlo. Al fin y al cabo, a mí
siempre me han gustado los retos y esto era uno más. Lo que no imaginaba es que
me iba a venir tan sumamente bien. Mientras corría, me sumergía en mis
pensamientos. Era el momento del día dedicado enteramente para mí. Me ponía en
contacto con la naturaleza para desconectar, para airear mi cuerpo y mis ideas.
Y la sensación era tan buena… me encontraba mucho más feliz, más plena, y menos
cansada que cuando no lo hacía. Me proporcionaba la paz que necesitaba y a la
vez siempre imaginaba que eso mismo estaba haciendo con el EIR. Que estaba
recorriendo un camino que me conduciría a la meta. Al principio de correr, como
buena novata, me metía buenas panzadas, y pensaba que por ir más deprisa,
llegaría antes. Simplemente no llegaba. Simplemente, terminaba exhausta.
Entonces, me di cuenta de que había que llevar un ritmo ligero, de que se iba a
hacer pesado, aburrido incluso, pero que cuando llegara iba a ser muy
gratificante e iba a estar muy orgullosa de mi esfuerzo. ¿Os suena? Hacía
siempre esa comparación de manera inconsciente. Al fin y al cabo, así es, si lo
pensáis bien. En el camino a veces había piedras, piedras que te hacían
tropezarte e incluso caer, pero no me quedaba ahí lamentándome sino que continuaba.
El camino parecía no tener fin, alzaba la vista y no se veía el final, sino más
y más camino, pero yo sé que llegaría, confiaba en mí. Tenía que tener
paciencia. Paciencia. Paciencia. Cuantas veces me repetía esa palabra. Y yo la
tenía. ¡Qué iba a hacer! Y de repente, ahí estaba. El final que me había
marcado. Lo había conseguido, había llegado y me sentía tan feliz…
Aunque un año de estudio se os puede parecer muy pesado, a
toro pasado, deciros que se me ha pasado volando. Parece mentira pero se me ha
quedado esa sensación. Por ello, no seáis tontos y aprovechad, dad todo de
vosotros en cuanto al estudio y no dejéis de dar tampoco frente al resto de cosas. Esto hará que sea
más llevadero.
Cuando me hice el blog tenía claro que ese camino que para
mí había sido tan importante, tenía que verse reflejado de alguna manera, por
eso puse este fondo. Es un símbolo para mí que aunque os pueda parecer una
tontería, ha significado mucho en mi etapa EIRestudiante, porque en medio de
esa pesadumbre de un día y otro de estudio, me refugié en correr para buscar la
felicidad que no tenía la gran parte del tiempo.
A mí me ayudó eso pero podéis tener otros hobbies u otros
momentos de desconexión… comentaros que a medida que se acercaba la fecha, me dio
por buscar libros de motivación, mi cuerpo me lo pedía. Me recomendaron ‘’el
monje que vendió su ferrari’’ y la verdad es que me gustó mucho. De todas
maneras, en google vienen mil.
Por favor, no dejéis de reír, de soñar, pero no con el
examen en sí sino con cosas bonitas (con el primer día de residente en aquel
hospital que ansiáis, por ejemplo) sed vosotros mismos y tratad de no cambiar,
de que el examen no se convierta en una obsesión para vosotros, de que no os
afecte más que lo justo. La vida es muy corta para desaprovecharla, no os
olvidéis de que se pasa muy rápido y al fin y al cabo es eso, un examen. Una pequeña
pieza del gran puzzle de vuestra vida… dentro de unos años lo veréis así…
Os dejó con varias frases del libro que me ayudaron, espero
que a vosotros también os gusten. Pasad una semana estupenda!!
V
‘’Cuando te inspira un objetivo
importante, un proyecto extraordinario, todos tus pensamientos rompen sus
ataduras; tu mente supera los límites, tu conciencia se expande en todas
direcciones y tú te ves en un mundo nuevo y maravilloso. Las fuerzas, facultades
y talentos ocultos cobran vida, y descubres que eres una persona mejor de lo
que habías soñado ser.’’
‘’El secreto de la felicidad es
simple: averigua que es lo que te gusta hacer y dirige todas tus energías en
esa dirección. Si analizas a las personas más felices, saludables y satisfechas
de tu mundo, verás que todas han encontrado cuál era su pasión y luego se han
dedicado a perseguirla.’’
‘’Que
este nuevo día sea el inicio de tu vida, el día en que tomas la decisión de
concentrarte en lo más importante para ti. Toma la decisión de invertir más
tiempo con quienes dan sentido a tu vida. Deléitate en el poder de esos
momentos especiales. Haz las cosas que siempre has querido hacer. Deja de
posponer tu felicidad a expensas de la realización.’’