viernes, 20 de junio de 2014

Simulacros

¡Hola a todos!

Siento mucho haber tardado tanto en escribir una entrada nueva. Hasta ahora os tenía muy mal acostumbrados con una por semana pero es que hoy por hoy, ¡¡me faltan horas en el día!! Desde que empecé la residencia, hace casi un mes, he tenido problemas personales como bien comenté en el anterior post y digamos que aunque la cosa ha mejorado, no se han solucionado del todo. Pero bueno, estoy mejor, más contenta y animada, con mucho entusiasmo por levantarme cada día para ir a trabajar. Cada jornada es una nueva odisea, me pregunto que qué aprenderé y que me deparará el día y la verdad es que no doy abasto.

Las clases fueron super intensas, vivía más en el hospital que en casa y aunque sí que me han parecido útiles tenía ya el remusguillo de empezar a meterme en faena. Y una vez metida comentaros que la residencia, por lo menos de Matrona, es un mundo aparte. Hay tanto por aprender, por estudiar, que me pregunto si algún día sabré por lo menos la mitad. Espero que sí. Me lo tengo que tomar con mucha filosofía y a un ritmo lento porque si no, me volveré loca. Cada día una cosita nueva. Ese es mi objetivo. Porque como intente abarcar mucho al final no haré nada. De momento, tengo libros pendientes de leer, echarlos un vistazo, y tratar de entender lo que pueda. Como me dice una amiga, he llegado hasta aquí, he podido sacarlo con creces así que no me tengo que agobiar demasiado. Lo difícil ha pasado, esto lo tengo que disfrutar más, porque sufrir ya he sufrido bastante. Ya tengo lo que quería, ahora hay que aprovecharlo muy bien pero sin ansiarme, porque te ofuscas, te deprimes y al final es peor, os lo digo por experiencia. Me quedan dos largos años por delante llenos de momentos malos, muy malos pero también de alegrías y espero que finalmente, en una balanza, termine ganando lo segundo.

Y dicho esto, os voy a hablar de algo del estudio EIR que constituye un peso fundamental y que debéis de tener siempre presente: los simulacros.

Yo me enfrenté a los 10 simulacros a lo largo del año como si del propio examen se tratara. Cada uno con sus más o menos, pero dispuesta a no dormirme en los laurales durante ellos para así sentirme más tranquila el día X. El que me gustaba de verdad era el presencial y no por el simulacro en sí, que lo podía hacer perfectamente también en mi casa sino por la corrección posterior. Los que estáis en Ifses lo sabréis. Para mí, lo mejor de la academia. A pesar de estar de 3 a 9 y media más o menos dándolo todo, siempre quería más. Salía con cefalea pero no me importaba. Notaba que avanzaba un milenio con cada uno. Como os he comentado muchas veces, la clave para aprobar este examen radica sobre todo en aprender la técnica tipo test. Puedes ser una fuente infinita de conocimientos que como no sepas eso, no sirve de nada. La profesora recalcaba aquellas preguntas que consideraba que eran importantes bien porque el tema es gustado por el jurado EIR, porque eran de pillar, porque cambiaba la pregunta pero realmente era similar a la de otros exámenes para ver que contestábamos, etc. Y siempre preguntando quien la había dejado en blanco, quien había contestado tal respuesta, tal otra… para hacerte cambiar de opinión, por lo que la clase se hacía muy interactiva. No hablaba ella sola sino que nos hacía participar. Aquí entran en juego las balas, hamburguesas, lichis… la primera vez que leí esto pensé que de que árbol se había caído pero no os imagináis lo divertido que se me hacía J
El día del simulacro presencial, me ponía mi agua, mis bolis, me guardaba el móvil, sacaba el reloj y ale a realizarlo. Hay gente que hablaba, que terminaba en 0,2 sg… yo no. Me lo tomaba como ‘’el de verdad’’ (a Ana no la gustaba que lo llamáramos así porque para ella, estos también eran de verdad, pero para que me entendáis xD).

Hay muchas maneras de estructurarte el simulacro o el examen en definitiva. Esto es como en el caso del estudio, cada uno lo hace de una manera, pero yo os voy a contar como me funcionaba a mí. Me empezaba a leer pregunta a pregunta y si estaba totalmente segura rodeaba con un circulo la respuesta y ponía un Tic grande al lado de la preguntaba dando a entender que estaba lista para pasarla a la hoja de respuestas y eso hacía.

Aquí quiero hacer un inciso. Al principio me faltaba tiempo por acabar los simulacros, siempre andaba super pillada, hasta que me di cuenta de que era porque en el primer vistazo no pasaba ninguna respuesta, lo dejaba para el final. Y claro, llega el final y se te echa el tiempo encima, te pones nerviosa, empiezas a dudar y termina mal la cosa. De la otra manera, contestando sin dudar en la hoja de respuestas de las que estamos seguros en la primera lectura, no os imagináis el tiempo que os podéis ahorrar.

Me gusta seguir un orden en todo, soy perfeccionista pero en este caso hay ocasiones en las que no lo seguía. En una misma hoja de preguntas y respuestas lo mismo me daba por contestar dos seguidas que pasar a la tercera, etc. Lo hacía para no aburrirme. Manías, jeje. Ojo, siempre fijándome que no me quedaba ninguna por leer en ese primer vistazo.

Cuando no tenía ni pajolera idea de alguna pregunta, en plan dudando entre 4 o 5, directamente ponía una X grande al lado de la pregunta. Sabía que no la iba a contestar porque no era una pregunta de adivinar, de sacar, porque era teoría pura o complicadísima así que no me andaba con películas y hacia eso. He de deciros que me pasaba con poquitas. Contestar esas os PUEDE HACER BAJAR PUESTOS.

Y luego están la mayoría de preguntas. Aquellas en las que dudas entre dos o tres, aquellas que hay que contestar ¡¡¡¡¡SIEMPREEEEE!!!! Leedme bien atentos. Siempre siempre siempre siempre hay que arriesgar y contestarlas. Ana nos hizo un día una prueba con preguntas chorras  demostrándonos que contestando entre dos sales ganando. La probabilidad es muy alta. Hay que arriesgar chicos. La primera vez que me presenté, los últimos diez minutos fueron de cachondeo porque como lo llevaba mal estudiado, no sabía la técnica tipo test… me dediqué a contestar por azar o lotería. ESO NO ES. Hay que pensar con lógica. Si te has estudiado una cosa pero te hacen dudar (ya os daréis cuenta de que os pasa en el examen en un % muy elevado de las veces) vete a por ella, lúchala. No la dejes porque no te favorecerá. Os lo juro. Hacedme caso. La gente tiene la impresión de que si dudas entre dos se contesta siempre la que no es pero eso es porque te fijas más en los fallos que en los aciertos, vas a ver tu fallo contestando entre dos y te vas a torturar toda la tarde, diciéndote cosas como que ‘’sabías que era la otra pero cambiaste la respuesta’’ (esto no se hace) que ‘’la próxima vez la dejarás en blanco’’… pero las que tengas bien (la mayoría) no vais a hacerlas caso. Espero que se os quede grabado. Y cuando dudéis, no os quedéis perennes en la pregunta, pasad, porque si no os pondréis más nerviosos.

Cada año hay más preguntas, aumentan las horas, elevándose proporcionalmente el cansancio. Hay que ser consciente de esto. Llegará un momento en el que te preguntes que cuando acaba el dichoso simulacro. No podrás más e incluso verás borroso. Ahí es cuando hay que hacer un esfuerzo sobreañadido. No podéis dejaros vencer por el agotamiento porque fallaréis. Y veréis posteriormente que habéis fallado algunas preguntas por no haberlas leído bien. Esto tiene que disminuir a medida que pasen los meses. Podéis fallar porque no la sabéis, porque no os habéis acordado, porque la intuición os ha fallado pero no por haber leído mal. Eso os hará bajar puestos.

Terminada la primera lectura, la segunda debe y tiene que ser más fácil y rápida, pero tampoco id con prisa por acabar. Sobra decir que no vais a volver a leeros todas, sencillamente no da tiempo. Tenéis que ir exclusivamente a aquellas que habéis dudado. La mayoría, después de haberla leído dos veces, las tendréis más claras. El resto, las que quedan, deberéis valorarlas en un último vistazo teniendo en cuenta cuantas habéis dejado sin contestar. Yo dejaba en los simulacros unas 6 o 7 y en el propio examen 2. Pensaréis que son pocas pero a mí me iba bien así. Lo mismo tú dejas más y te va mejor. Nunca se sabe. Aquí el azar juega fuerte también.

Me parecía también muy importante corregir el simulacro en mi casa. No me refiero a poner las respuestas correctas y ya sino a sentarme con él delante, con mi tocho de apuntes e ir viendo una por una si la he tenido bien o mal. Aquella que había fallado y Ana la había ‘’corregido’’ me ponía una nota en el tema estudiado, en el margen (++ para estudiar) Aquella que no entendía el porque de una respuesta y no otra, preguntaba en el foro, buscaba por internet pero NUNCA me quedaba con la duda. Aquella que simplemente había fallado por un estudio más flojo, pues me daba rabia pero ya sabía que no se me olvidaría ;-) y no solo esto que os he comentado y que me llevaba alguna horilla, sino que cada vez que terminaba de estudiar un tema, iba a las preguntas de dicho tema de cada simulacro y las repasaba. Todo esto me parecía imprescindible en mi paso por el EIR y es que como os he comentado miles de veces, ¡no todo es estudiar!

Lo que más me gustaba era introducir los resultados en la página y ver cómo mes a mes iba mejorando (bueno, miento, de julio a septiembre me estanqué). Si por lo que sea uno os sale peor no os desaniméis. Valorad todo lo que lleváis aprendido, la dificultad del simulacro, etc será una piedra en el camino de vuestro triunfo final.

Y con esto me despido, espero que os haya sido útil. A mí me gusta compartir con vosotros mi experiencia y aunque esté ya trabajando, no se me olvidan los muchos meses que he estado estudiando para llegar donde he llegado, por eso os tengo siempre presentes.


¡Un besazo enorme!


lunes, 2 de junio de 2014

Queda prohibido

Hola chicos/as. Pensaba escribir antes pero no he podido ni a decir verdad, tenía muchas ganas… he pasado una semana un tanto difícil. Y no solo por el hecho de enfrentarme a las primeras clases con su correspondiente horario loco, sino más bien porque he tenido problemas a nivel personal. ¿No os ha pasado nunca que cuando más felices estáis, que cuando pensáis que nada puede salir mal, os da mucho miedo de que se estropee y va,  y ocurre? Pues eso mismo me ha pasado a mí… estaba deseosa por empezar, absorber como una esponja todo lo que me dijeran, anotar en mi cabeza lo máximo posible para ir bien preparada a mi primera guardia, a mi primer parto, pero no ha sido todo lo bonito que yo esperaba.

No voy a contar los motivos puesto que primero, creo que no os interesan y segundo porque prefiero reservármelo para mí, pero solo os diré que he pasado una de las peores semanas de mi vida. Sobre todo, porque se me ha juntado con mis primeros días de trabajo. Tenía las expectativas por las nubes y no he podido disfrutar nada por lo ocurrido. Al contrario, iba sin ganas, sin ilusión. Me intentaba concentrar, pero no podía. Me acostaba llorando. He estado triste, muy triste y la semana no parecía acabar nunca. Que impotencia… ver como tus sueños se desvanecen.

Todo sucede por algo, o eso dicen, pero ni en mis peores pesadillas, imaginé que mi primera semana como R1 seria así de nefasta. Y esto parece no tener solución… porque ves, sabes que tienes razón y el resto del mundo no, el cual parece estar en tu contra. Porque no puedes decir: ‘’ala pues que os den por el culo’’, cuando se trata de personas claves, imprescindibles en tu vida. Aunque da rabia que no les importes una mierda. Esa es la sensación al menos. Y yo me equivoco poco con la gente.

Os juro que he estado a punto de irme de casa, llegó un momento en el que no pude más, en el que la desesperación y la rabia podían sobre todas las cosas, porque lo que tampoco voy a hacer es seguir tragando como hacia hasta ahora. Me canso. Supongo que vosotras también os cansáis cuando veis que algo falla, que algo no va bien, hasta que explota. Y encima cuando das tu opinión, cuando tratas de cambiarlo, quedas como la mala. Eso soy yo. La mala. Pero no me importa. A estas alturas, prefiero quedar como la mala a la tonta que he sido durante muchos años. La tonta no, eso sí que no lo tolero.

Desconfiada, borde, distante al principio… son defectos que creo tener, pero no al azar, sino porque en mi vida considero que he dado mucho y muchas veces he recibido nada, al contrario, puñaladas. Somos como nos han hecho ser. Esa es mi teoría. Mi personalidad la han construido los de mí alrededor y cosas como las que han pasado, me hacen replantearme cuestiones. No me arrepiento nada de como soy, porque esta coraza que creo tener es la que se ha ido formando con el paso de los años a causa de hijos de puta. Y cuanto más me hacen daño, más maduro y más precavida creo estar. Aunque en el fondo sé que soy una inocentona, a la que la gusta como nada dar todo a los demás, animar, desear lo mejor, por eso en parte cree este blog, porque sé que es la manera de ser buena gente sin que alguien te la clave por detrás.

Supongo que no entenderéis nada, pero me apetecía escupirlo, porque para eso es mi blog. No iba a ser tan falsa de contar mis clases de Matronas como si nada, cuando por dentro me estoy muriendo. A parte, me quedo más tranquila sincerándome con vosotros.

Yo soy la primera en daros ánimos, en ser positiva, pero si buscáis eso en esta entrada no lo encontraréis, porque no me siento así. Dan ganas de tirar la toalla pero sé que he luchado mucho hasta llegar hasta aquí y sacaré fuerzas de donde sea para ir con la mejor de mis sonrisas. No sabéis que mal cuerpo se te queda cuando vas así a las clases, hecha polvo. Ja, se supone que iría dispuesta a todo. Pero es así, no queda otra. No voy a ceder porque tengo más que motivos para no hacerlo. No voy a tragar porque esto ha llegado más lejos de lo que pensaba. Así que, solo me queda esperar y ver como se solventan las cosas. Mientras tanto, a seguir aprendiendo en la medida de lo posible, que dos años dan para mucho.

Os dejo uno de mis poemas favoritos, pienso que me viene como anillo al dedo.

Un saludo.

V


P.D: Menos mal que te tengo a ti… (L)


domingo, 25 de mayo de 2014

Primeras impresiones

¡Buenas! Tal y como os prometí, os voy a contar como han sido estos días de comienzo de Residencia. El día 20, quedamos mis compañeras y yo para firmar el contrato. Llegamos al despacho de nuestra coordinadora y nos acompañó hasta RRHH. Podía haber firmado perfectamente mi sentencia de muerte que no leí nada xD me fiaba, ¡como para no después de tanto sufrimiento! Según lo hacía, pensaba: ‘’ahora sí que si’’. Nos dio la cita para el reconocimiento médico (obligatorio of course), una lista con los cursos que íbamos a ir teniendo y las fechas… y entramos en la Unidad de Acogida. El nombre me pareció cuanto menos que gracioso, nos acogen como si fuéramos perrillos jaja. Allí nos dieron la tarjeta de identificación, papeleos varios, nos hicieron una foto de rigor… fuimos a los vestuarios, ya con nuestra llave de la taquilla en mano; y nos contó cómo funcionaban las máquinas para sacar el uniforme (muy moderno todo). La verdad es que, en ese sentido, me he sentido muy arropada. A todos nos gusta que cuando empiezas en un sitio nuevo, te expliquen las cosas, porque ya bastante incertidumbre tienes como para buscarte tú sola las castañas. En ese sentido, chapó por mi hospital.

Nos acompañó a paritorio para enseñarnos las instalaciones y ya de paso presentarnos a las matronas que había en ese momento. Nuestras caras debían ser un poema porque nos dijeron que estábamos asustadas (como para no :P) yo ya lo conocía por mis prácticas como enfermera, aunque por las urgencias obstétricas-ginecológicas y la sala de monitores no había pisado.

Jueves. 22 de mayo. Primer día de trabajo. Esa noche no dormí apenas. Entre que ya me había acostumbrado a trasnochar y que yo me pongo nerviosa de por si no pegué ojo. Pero qué curioso, me levanté a las 6 y media como un cohete. Sin sueño. Con nervios. Mientras me acercaba a la puerta del hospi, mis R1 y yo sonreíamos sin hacer falta decirnos nada.

Entramos al vestuario, nos pusimos el uniforme, los zuecos y ale con el pijama de nuevo. Me transporté entonces a mi época de estudiante. ¡Han pasado dos años y menudos dos años! Soy la misma persona pero más madura. Y es que el hecho de no haber podido finalmente trabajar, la realización como persona por tener que tomar una decisión importante y el aprendizaje como estudiante EIR, han hecho que valore aún más las cosas. Era consciente de que era una privilegiada y tenía en mente disfrutar cada sg como si fuera el último. Y ya con esta guisa nos dirigimos a paritorio donde nos esperaba la supervisora. Presentaciones varias, nos repartimos y yo me pasé la mañana en monitores. Me encantó ese primer contacto con las mamis. Pensaba que sería una mañana de mera observadora pero ni mucho menos. Tuve la gran suerte de estar con una matrona encantadora, a la cual la preguntaba todo lo que venía por la cabeza pero sin abrasarla. Nos van a dar teoría en breve así que no quería ser muy pesada. Me dejó hacer las famosas maniobras de Leopold. Yo que lo veía como algo complicadillo, no lo es ni mucho menos, aunque requiere práctica lógicamente para no confundir la cabecita con las nalgas o para saber si está dorso-dcho o dorso-izdo. Busqué la FCF y hasta la matrona me dijo que lo encontraba mejor que ella (no sabéis la ilusión que me hizo oír eso aunque sea lógicamente mentira jaja). Tomé tensiones, registré a las mamás que venían, me enseñó el programa de ordenador e incluso me dejó utilizarlo para mirar analíticas y preparar las historias para el día siguiente. Tienen un programa de ordenador que calcula la FPP a partir de la FUR, ¡y yo que pensaba que me iba a volver loca con la ruletilla!

Cuando las mamis terminaban en registros iban a la consulta de la Resi de Gine junto con nosotras también. La R2, majísima por cierto, me dejo hacer mi primer tacto porque dijo que era muy fácil de ver y así era el caso. Vi, entonces, mis primeras ECOS, aunque yo no distinguía nada, sinceramente xD.

Viernes. 23 de mayo. Para no repetir, rotamos, y yo me quedé en paritorio, junto con una de mis Resis mayores prácticamente toda la mañana. Estuve presente en dos partos además de estar en la sala anexa al Qx tras dos cesáreas. En el primero, la pobre mujer no podía tener más desgarro… Yo me preguntaba que si realmente algún día sabría coser aquello, me parece todo igual :S pero si, nos han asegurado que sabremos y que la textura, el color… es diferente. Cuestión de práctica, como todo en esta profesión. Poco a poco me iba enterando de cosas, pequeños detalles de un mundo tan complejo…sabía que me iba a costar hacerme con todo, era tanto y tan complicado… a mi R2 la veía tan espabilada y tan metida ya, que me preguntaba que si dentro de un año yo también desenvolvería con esa facilidad. Las historias obstétricas tienen muchos datos a rellenar, parece imposible acordarte de tantas cosas jeje. Me hizo ilusión realizar mi primera analítica, cargar mi primer suero con oxitocina… pequeñas cosas que me conducían a mis años de estudiante, ¡como añoraba realizarlas! Hay una máquina que permite calcular el pH que se obtiene del cordón umbilical al momento, flipé un poco. Pero sin duda lo que más echaba de menos, es ese contacto con los pacientes, en este caso mujeres, sensibles, asustadas, en un momento crítico de su vida, un momento super importante para ellas y del que yo soy partícipe. Lo pienso y se me ponen los pelos de punta. Me encanta esa relación, ese contacto entre Matrona y mujer, y es de las cosas que más valoré a la hora de elegir esta especialidad.

No puedo estar más contenta de lo que estoy por mi empiece. Ahora sólo me queda aprender la teoría hasta que vuelva a pisar paritorio. Van a ser unas semanas un poco ‘’coñazo’’ en el sentido de que quiero más y más práctica pero sé que es lo que toca y que será beneficioso para todas. Mañana tendremos charla de bienvenida a los residentes, cursos varios y a empezar las clases específicas para Matronas J serán unas semanas intensas pero yo ya sabía a lo que venía.

Mientras tanto, os sigo animando con el estudio, ¡VOSOTROS PODÉIS CHAMPIONS! ;-)


V


miércoles, 14 de mayo de 2014

Feliz

A una semana de empezar la residencia, me da por pensar, hacer balance… de los últimos meses, como si de fin de año se tratara. Recuerdo que la primera semana tras el examen, dije ‘’madre mía, ¿qué voy a hacer yo en 4 mesazos de vacaciones? por un lado los necesito pero por otro, ¡qué aburrimiento!’’ y para nada. He sabido aprovechar muy bien el tiempo que no tuve como estudiante EIR. He podido disfrutar de todas las cosas que me marqué cuando perseguía mi sueño, como volver a hacer deporte y estar más enganchada que nunca, ponerme al día con mis amigos, hacer una macro limpieza de mi habitación, ver series y quedarme hasta las tantas… y ahora estoy feliz porque veo que ya está ahí, que lo puedo tocar con los dedos. Tengo las pilas cargadas para empezar. ¡No hay quien pueda pararme!

Cerrar etapas y abrir otras nuevas, nunca ha sido fácil a pesar de tratarse de buenas circunstancias, como es el caso. Me considero una persona impaciente y los comienzos nunca me han resultado digamos que enriquecedores. Lo paso mal y me siento torpe y novata. Quiero saber y saber, pero sé que de un día para otro no puede ser. Que tengo que tener paciencia, ¡así ha de ser!

Y es que cuando llevas tantísimo tiempo anhelando algo y ves que finalmente llega, tienes una mezcla de sentimientos. Por un lado ganas, ilusión, alegría porque voy a recoger lo que he sembrado, porque después de dos años sin pisar un hospital volveré a ponerme el pijama como si del primer día de prácticas se tratara, con esas mariposas en el estómago, con esos nervios que me recuerdan que feliz, volveré a ejercer de enfermera, la profesión de mi vida.

A eso se suma el miedo que siempre está presente pero que no puedes permitir que sea más fuerte que tú. Hay que saber encontrar el equilibrio. ¿Sabré defenderme en mi puesto? ¿Seré una buena residente de Matrona? ¿Se me habrá olvidado poner una vía? xD Son preguntas que me hago y que espero, en unos meses, resolver favorablemente.  He puesto tantas ganas y empeño en esto, que no quiero decepcionarme, ni con la gente ni con la profesión. Soy consciente de que no va a ser un camino de rosas, de que va a ser duro, de que va a haber lágrimas, pero espero que se queden como meras anécdotas y me acabe quedando con los buenos momentos.

La semana pasada acudí al hospital a por las planillas, cuadernos de evaluación, en fin, toda la documentación necesaria para hacer frente a esta etapa y he de confesaros que cuando nuestra coordinadora nos explicaba los turnos, no me lo podía creer. ¡Se acerca el tan esperado 20 de Mayo! He rodeado con un círculo mi primera guardia, os puede parecer una tontería pero nunca he hecho una noche y me hace mucha ilusión saber la fecha de la primera.

Me he leído desde la primera hasta la última letra de lo que se me ha dado, no quiero que nada se me escape. Quiero esmerarme, esforzarme, como siempre lo he hecho.

Además, mi primera impresión con mis compañeras ha sido muy buena. Me parece vital para poder trabajar en equipo correctamente, apoyarnos las unas a las otras… al fin y al cabo, nos encontramos en la misma situación y encontrar a gente afín a ti hace que al camino sea mucho más fácil.

Estoy segura que veis muy lejano el poder estar como yo, desde que di el paso de estudiar para el EIR hasta el día de hoy parece que han pasado 20 años, pero os puedo decir una vez más, que se puede. No os canséis. Trabajar en lo que te gusta es lo mejor que puede haber, empleamos la mayor parte del tiempo de nuestra vida en el trabajo, y yo tengo la gran suerte de que voy a poder volver a hacerlo, por haber luchado, por no haberme rendido. La situación laboral es deplorable y soy consciente de que dos años se pasan enseguida y no sé a ciencia cierta mi futuro a largo plazo pero no pienso que eso me pueda, mientras tanto viviré el presente, aprenderé y tomaré nota de cada cosa que se me diga, de cada detalle que se me ordene.

En esta entrada no cuento nada relevante, y es que mi mente solo puede centrarse en esto ahora mismo, solo os puedo transmitir mi felicidad, porque al fin y al cabo, para eso creé también el blog, para contaros lo que me pasaba por la cabeza, mis pensamientos, mis ilusiones, y qué mejor que motivación que está, haceros ver una vez más que no hay nada imposible. Que con confianza y trabajo se puede llegar hasta donde vosotras/os queráis.

Espero que os guste leer mi vida como residente EIR, a mí particularmente me encantaba ver las peripecias de las EIR y me alegraba por ellas, soñaba con que algún día sería mi turno. Y por fin ha llegado. En una semana, empieza todo.


V


viernes, 2 de mayo de 2014

Dudas

Esta semana nos han sorprendido con que las Oposiciones de Madrid para profesionales sanitarios serán finalmente en Septiembre de 2014. Me acuerdo perfectamente cuando salió la convocatoria, casualmente, dos años antes de la fecha de examen. Yo acababa de terminar la carrera y fuimos una amiga y yo a echar los papeles. Por entonces, decidí que me iba a ir mirando temario para esas Opos. Estaba trabajando pero el contrato iba a llegar su fin. Me compré unos libros, que por cierto no valían para nada a mi parecer y empecé a ojearme algunas páginas. Infumables no, lo siguiente, además de soporíferos. Nada que ver con los temas del EIR. De hecho, acabé vendiéndolos y ya es cuando decidí centrarme en el EIR en vez de en las Opos, pues tenía la sospecha de que iban a tardar muuuucho en salir y así ha sido.

Ahora me hallo con un montón de dudas rondando por la cabeza. He aprobado el EIR y en menos de 20 días empezaré la residencia. Estaba convencida de que me iba a centrar en esto (como para no, ¡después de tanto tiempo esperándolo!) y esta noticia me ha descolocado un poco. Aunque lo tengo digamos que reciente, se que me tendría que poner a estudiar de nuevo YA si quiero hacer algo decente. La cuestión es si quiero y lo más importante, si me merecerá la pena.

Yo soy la primera que os he dicho que hay que luchar con todas vuestras fuerzas y que hay que perseguir aquello que queréis. Pero en este caso, me encuentro con varios obstáculos en mi camino. Lo primero, cuando voy a por algo, me entrego al 100 % (ya sabéis que así ha sido con el EIR) y este no sería el caso. No se si me veo capaz de comenzar la residencia, algo que ya de por si va a ser duro puesto que ningún comienzo es fácil, y ponerme a estudiar por las tardes, findes… en fin, en los ratos que pueda llegar a tener libres. Tengo la sensación de que si hago esto, estaré dispersa en el trabajo y no daré el 100 % de mí, al igual que no podré estudiar todo lo que me gustaría. Si al principio de la residencia tengo clases teóricas e invierto el resto de tiempo en estudiar en vez de mirarme lo que hemos dado me agobiaré. Me conozco.

En segundo lugar, el verano pasado lo pasé francamente mal y cada segundo me imaginaba que este sería distinto. Que trabajaría pero que por las tardes me iría a la piscina, a una terraza…en fin, que disfrutaría con cosas que el año pasado nada de nada. A lo mejor os parece una tontería pero para mí es importante. Me imagino este verano yendo a la biblioteca con 40 grados a la sombra, con el cansancio acumulado de estar todo el día trabajando y me entra pánico. Vale, pensareis que si saco la plaza es un verano de mierda en comparación con una recompensa muy muy grande, yo también lo pensaría si no fuera también por el pequeño detalle de que tengo 0 puntos trabajados. Esto es lo que principalmente me echa para atrás. ¿Qué posibilidades tengo de sacar esta oposición? Uff es que ni sacando un 10 yo creo. Cualquiera con puntos a nada que haga un buen examen arrasa. A todo esto se une el que ejem, somos más de 60.000 admitidos (y me quejaba de los 20.000 del EIR) 1 de 40 va a sacar plaza. ¿Yo sería ese 1?

Sé que mis palabras derrochan bastante pesimismo pero estoy venga a darle vueltas sobre qué hacer y poniendo en una balanza los pros y los contras. Y no es nada fácil. Yo soy una persona que no toma decisiones a la ligera, que cuando se trata de algo importante trato de buscar todas las posibilidades, soluciones y dudo. Evidentemente la recompensa de aprobar y tener tu plaza fija para toda la vida pesa sobre todas las cosas, es algo con lo que todo el mundo sueña, el problema que veo es que tengo muy poquitas posibilidades. Digamos que me pesa más el realismo, en este caso. Y como he acabado realmente asqueada de estudiar tanto, tener que ponerme ahora sin ver realmente esperanza pues que queréis que os diga, me frena. Se que algún día volveré a estudiar, en nuestra carrera nunca se deja, pero ¿justamente ahora, después del año que he pasado? Puff.

En 2013 estaba deseando que salieran las Opos puesto que yo ya estaba estudiando y hubiera sido un simulacro más además de darme una dosis de motivación, lo tenía a huevo. Pero no he tenido suerte. Y en septiembre encima. Son malos, ¿eh? ¡Menudo veranito más bueno que nos desean! Para los que estáis con ello o con el EIR habrá sido una muy buena noticia. Para mí, demasiado tarde.

¿Vosotros qué haríais?


Un saludo a todos, ¡nos leemos!

V


miércoles, 23 de abril de 2014

Ellos

Leyendo varias entradas estos días que giraban en torno al mismo tema, me ha dado por pensar que a mí también me apetecía escribir algo así y expresar mi opinión acerca de algunas personas que me rodean y su actitud cuando estaba preparándome el examen. Además, como esta semana no se me ocurría qué escribir, me ha parecido un buen tema de reflexión sobre el que desahogarme, cosa que en su día no hice.

Las hay egoístas, bordes, introvertidas… son defectos que más o menos podemos admitir y que todos podemos tener (nadie es perfecto) Pero si hay algo que no soporto, son las personas envidiosas, que buscan hacerte daño y lo peor de todo, lo consiguen.

Existen frases que NUNCA se tendrían que decir a un opositor, a una persona que se está restando muchísimo de su tiempo en estudiar y que sin embargo, se sueltan como si nada y te joden el día (perdonad por el taco, pero es un tema que me enciende).

Una persona de mi entorno, me decía cada vez que me veía en día de fiesta, domingo, navidad… en fin, días no laborables: AH, PERO ¿NO SALES HOY? SAL, MUJER.

Y la primera vez que contestas: ‘’no, no salgo. Tengo que estudiar bla bla bla’’ no te sienta mal, pero cuando a lo largo de un año lo tienes que repetir más de 5 veces pues que queréis que os diga, ya hasta el más paciente se harta.

Si la tuviera en frente la diría: ‘’Te piensas que lo que más me apetece ahora mismo, día X de X fiesta, es sentarme frente a unos apuntes y empezar a memorizar ¿verdad? Que lo que más deseo en la vida es quedarme en casa a pesar de lo bueno que hace o de que esté descansando todo el mundo. PUES NO. Pero lo tengo que hacer si quiero conseguir lo que busco y comentarios así no ayudan nada. Soy responsable y para nosotros, todos los días son iguales, ¿tan difícil es de entender?’’

Otro comentario que me ponía de mala uva es el de ‘’estás estudiando demasiado, vas a acabar harta, son muchas horas etc etc’’ vale, a lo mejor yo también lo pensaba en cierta manera pero cuando se trata de una persona que están en tu misma situación y con un tono sospechoso añadido, dices, uy, a lo mejor es que te encantaría que no estudiara tanto no sea que lo vaya a conseguir y tal ;-)

Otro está obsesionado con que trabaje. Sí, obsesionado. Desde que terminé la carrera, lo primero que me decía cuando me veía era si YA HABIA ENCONTRADO TRABAJO. Como si no quisiera, óigame usted. De primeras, no es una pregunta con malos fines, no así si va acompañada de frases como estas:

-Pues fulanita se movió cuando terminó y no la faltaba. ¿Por qué tú no te mueves?

-VETE AL EXTRANJERO (modo exigencia) es lo mejor que puedes hacer. En Inglaterra hay mucho trabajo bla bla bla… (Si no me he ido ya, será porque no me ha dado la gana, ¿no?)

Cuando la trataba de explicar que cuando fulanita terminó HABÍA pero que ahora no (me parece increíble que no vea los telediarios ni lea los periódicos para no darse cuenta) y que yo estaba estudiando el EIR, me saltaba con cosas como que era para superdotados (vamos que yo soy tonta, bueno o superdotada ahora que lo he sacado, visto así :) y lo quitaba importancia como no os imagináis. De hecho, cada vez que nos veíamos yo ya iba preparada, no me podía creer que me preguntara por el trabajo de nuevo, repitiéndole una vez más que NO BUSCABA TRABAJO, que estaba centrada en aprobar el examen. 

Estoy segura de que él pensaba que lo que quería era ‘’seguir viviendo del cuento’’, que eso de seguir estudiando era una comodidad y que no me daba la gana trabajar. Pongo la mano en el fuego. ¿Cuánta gente pensará eso? Y aunque nos debe de importar un pito lo que piense el resto, cuando estás tan susceptible y luchando tanto por algo, te fastidian  estos comentarios hirientes y con mala baba…vale que hasta que no vives una cosa no sabes realmente como es pero eso no es excusa, a mí nunca se me hubiera ocurrido decir a un opositor antes de vivirlo nada así, al contrario, le daría ánimos. Bueno y diréis y ¿qué hacías que seguías viéndole? Es un problemón cuando se trata de un familiar. Y cuando digo familiar no me refiero a tío octavo, sino a familia cercana. C’est la vie.


¿Cuántas veces tuve que contar hasta 10 para no ofender? Aunque pensándolo, son ELLOS los que te ofenden primero y no se ponen para nada en tu lugar. A ellos me refiero a aquellos que representan pequeños obstáculos en tu preparación, que te amargan el día con sus comentarios y que te lo ponen más difícil de lo que realmente es.

Así enfermeros, es la gente de mala. O de ignorante, en su otra vertiente. Porque no tratan de entenderte sino que tienen la mente tan cerrada que por mucho que expliques no sirve de nada. Realmente creo que lo disfrutan… otra cosa no se me ocurre.

¿Dónde está ahora está gente? En ningún lado, han desaparecido de la faz de la tierra. Saben de sobra que he aprobado, el nº que he sacado y dónde he elegido, pero se hacen los tontos. No soportan mi éxito. No les cabe en la cabeza que lo hayas conseguido porque ellos no hubieran sido capaces de intentarlo. Lo que sí que os puedo decir y ya sí que aluciné en colores, es que cuando estaba casi segura de que había aprobado allá por febrero y se lo comenté a dicho familiar me saltó con que ‘’bueno, pero son dos años sólo, ¿verdad? luego al paro’’…’’ya, pero luego vas a tener que seguir estudiando, NO TIENES PLAZA FIJA’’ Y ahí es cuando me di cuenta de que siempre van a seguir poniendo pegas aunque seas la misma directora del hospital, de que siempre van a tratar de hundirte a pesar de que hayas logrado algo grande. Qué penita más grande ;-)


Yo no suelo tener rencor a nadie pero es que esto me supera. Tal vez la entrada haya sonado a eso pero es que no me parece justo que encima que estás pasándolo mal te digan cosas como estas, porque además yo soy de pensar mucho las cosas, ese día a lo mejor ya estaba chof y no estudiaba con la misma motivación. Y creo que más de uno os sentiréis identificados. Parecen que algunas personas tienen un libro acerca de lo que no se debe decir a alguien que oposita para coger y hacerlo.

¿Qué os recomiendo que hagáis? Pasar. Porque algún día os daréis cuenta de que sus palabras se las tendrán que tragar. Porque vosotros sois los que acabareis ganando y ellos perdiendo por ser como son. Porque no merecen la pena y menos sus comentarios, haced caso omiso y que no os afecten, eso significaría que les estáis dando una importancia que no tienen.

No dedico la entrada a ELLOS, no merecen ni una pizca de vuestra atención, solo pretendo que VOSOTROS seáis mejores y les tratéis de ignorar. Eso será lo que les duela.

¿Os ha pasado algo similar? ¿Qué opinión tenéis acerca de esto?

La próxima semana más :) ¡un saludo!

V



miércoles, 16 de abril de 2014

Y llegó… ¡el gran día!

¡Hola de nuevo! Como os prometí aquí traigo la entrada tan esperada por mí contándoos como fue mi día de elección de plazas. Lo primero deciros que ya soy oficialmente RESIDENTE DE MATRONA. Feliz es poco, ¡estoy requete feliz! Y lo quiero compartir con vosotros, tanto los que habéis vivido mi misma experiencia como los que estáis luchando para ello (y bueno, para todos los enfermeros, en definitiva ;) Todo el esfuerzo se me ha devuelto con creces, ahora solo deseo que algún día llegue a ser una buena matrona, desde luego, pondré toda la carne en el asador para aprender lo máximo posible en esta bonita etapa que me espera.

El miércoles ultimé los detalles y cogí el tren que me conduciría hasta Madrid. Mirando por la ventana, recordaba con nervios todo lo que había hecho durante el año pasado para que llegara ese día y estaba impaciente por subirme a la tarima y dar el Enter de una vez por todas. La noche anterior a penas dormí, ¡imposible poder hacerlo! y no me importaba, solo quería que pasaran las horas rápidamente hasta que llegara mi turno. A las 6 ya no pude más y me levanté para prepararme, por fin había llegado el gran día de elección de plazas. Cogí el metro hasta atocha con bastante tiempo de antelación. Llegué y al ver el ministerio de frente me entró un fuerte nudo en el estómago, era un edificio tan grande y yo me sentía tan pequeñita, tan acojonada… Di la vuelta a la esquina porque había que entrar por un lateral, donde se encontraban ya unas cuantas eires con sus acompañantes.



Los momentos de espera hasta que abrieron la puerta se me hicieron eternos pero ya iba quedando menos… el lugar donde estuvimos hasta que nos nombraron era pequeño para tanta gente que había y con poca iluminación. Dicho sea de paso, me agobiaba. Una señora empezó a darnos instrucciones de lo que teníamos que hacer al entrar y comenzaron a llamarnos. Los pares teníamos que ir a la mesa derecha y los impares a la izquierda. ¡Con los nervios ya hasta dudabas lo que eras! Además, decían los nombres muy rápido y sin mentar el nº, lo cual me agobió porque no se sabía por dónde se llegaban. Al llegar tu turno tenías que enseñar el dni, te apuntaban y te daban un papel con tu nombre, apellidos, número de plaza. Entrabas, y te ponían una pegatina roja. Pasabas tus cosas por una cinta de seguridad y seguías a la gente hacia el salón de actos.

Al entrar pensé: ¡bueno pues ya estoy aquí! Nos dieron unas hojas con las plazas ofertadas pero la verdad es que ni las miré, yo ya tenía muy claro lo que quería. Solo esperaba poder elegirlo. Nos sentamos y empecé a hablar con mis compañeras que tenía a ambos lados. Tengo que decir que eran encantadoras además de que estuvieron pendientes de mí durante todo el acto. Se agradece encontrarte personas así en esos momentos de tensión.


Después de que todo el mundo estuviera sentado, las ‘’señoras del ministerio’’ comenzaron a hablar y a explicarnos un poco todo. He de confesaros que estaba en la inopia y a penas las escuché. Fue un alivio cuando nos dijeron que se podía utilizar whats up y demás aunque evidentemente se excluían las llamadas. Yo no paré de mensajear con los míos que estaban más pendientes que yo si cabe del acto a través de la página del ministerio.

Nos llamaban de 10 en 10. El primer ordenador era de consulta, y en el último tenías que decir tu nombre y apellidos-especialidad-unidad docente y ciudad. Menos mal que lo iban diciendo por altavoz porque por mucha pantallaza yo no veía nada (que se le va a hacer, soy cegata perdida) Me sorprendió gratamente que en los primeros puestos había bastante comunitaria e incluso enfermería del trabajo. Eso me gusta, y mucho. La tendencia sobre matrona está cambiando en los últimos tiempos y los enfermeros se dejan llevar por lo que les gusta y no por el nº que tienen. ¡Claro que sí!

Según subía la gente para conseguir su plaza los nervios se iban apoderando cada vez más. Y no de forma aleatoria sino porque se estaban agotando las plazas en el hospital que yo quería. Cuando oía Unidad docente de XXXXXXXX, ciudad XXXXXXXXX, me entraba pánico. De hecho, llegó un punto en el que todavía quedaban un porrón de puestos hasta mi tanda y SÓLO una plaza en donde había marcado mi destino. Recé a todos los dioses que puede haber. Esa placita tenía que ser mía, por favor, por favor. Además, me acompañaba el laurel con el que había hecho el examen, WATTUSSI puso en su blog que lo llevaría y, ¿cómo iba a ser yo menos? ¡Con lo bien que me había ido!

Y, ¿Qué creéis que pasó?

Cuando llegó mi turno y subí a la tarima, no me pude creer que iba a ser residente. Que todo el trabajo de meses atrás se vería, por fin, recompensado. Pero había 9 personas delante que no sabía qué iban a coger y pensé, que con lo gafe que era, seguro que alguna me lo quitaría. Aunque había apuntado cuántas plazas se habían cogido consulté en el ordenador, total estaba la última de mi turno y me sobraba tiempo. Y llegó mi puesto, en frente tenía la pantalla de ordenador con todos mis datos y ya sabía, con seguridad, que la última plaza en dicho hospital sería para mí. Al hacerlo por vía telemática, me preguntaron que si ratificaba lo que tenía y yo dije un siiiiiiiiiiiii enorme. Quería dar al Enter antes de tiempo incluso (impaciencia no, lo siguiente) pero me dijeron que me esperara a que dijeran todos mis datos en voz alta. Dirigí el dedo índice al Enter confirmando mi decisión de formarme durante dos años como matrona. Miles de imágenes de estos meses se me pasaron por la cabeza, ¡estaba de los nervios a la par que emocionada! Salí por una puerta lateral que daba a un despacho. Allí te daban un papel con lo que habías elegido, los datos para contactar con la unidad docente estos días y la guía del residente. Di las gracias pero si me hubieran dicho, por ejemplo: ‘’muérete’’, también las hubiera dado. Estaba en otro mundo, en mi mundo. Tanto que me quería ir por donde no era xD se deben de partir el culo con nosotras.

Al llegar al hall del ministerio una chica de seguridad me quitó la pegatina y ya salí por la puerta, pero esta vez, la principal. Tenía ganas de respirar aire puro y gritar al mundo que lo había logrado (pero no lo hice, me contuve jaja). Solo quien lo vive me podrá entender pero solo añadir que es un momentazo con mayúsculas…en ese instante se te olvidan todas las tardes de sufrimiento frente a los apuntes, todos los momentos de bajón con lloros incluidos, todas las miles de dudas que hacen que pierdas la confianza…cuando estaba estudiando, sobre todo en enero, pregunté a una amiga residente si realmente merecía la pena tanto esfuerzo, porque por momentos dudaba y ella me dijo que por supuesto, que ya lo vería. A día de hoy, la doy la razón. El hecho de tener ya segura tu tan merecida plaza os dará una felicidad que nunca pensaríais que se podía tener. Puedes estar feliz, contento, por muchas razones, pero la sensación de haber conseguido algo con sudor y lágrimas, con tantas horas de trabajo bajo la espalda, es maravillosa.

Después de este pequeño inciso deciros que busqué con la mirada a mi pareja, que siempre ha estado ahí conmigo, en las buenas y en las malas, que me ha aguantado como nadie cuando yo misma ni me aguantaba y que ha soportado conmigo, como buen equipo que somos, este largo año de preparación. ¡Cómo no me iba a acompañar en un momento tan importante para mí! Corrimos a abrazarnos como si de una peli se tratara y los dos nos emocionamos enormemente. Aunque yo he sido la que lo he logrado sin él no hubiera sido posible. Ha sido el principal apoyo que deseas tener en una situación así y ahí estábamos abrazándonos como tontos porque al fin, lo habíamos conseguido. No quería soltarle, estaba feliz, muy feliz. Nunca me cansaré de darte las gracias. La recompensa, en este caso, es compartida.

Sobra decir que llamé como una loca a mi madre quien estaba llorando al haber visto mi nombre en la pantalla del ordenador. Mandé whats up a mis amigas… ya sabéis lo típico.

Vi a Ana Rincón y también la di dos besos y la conté medio llorando que lo había logrado. Me acordé en ese momento de que en un simulacro me dijo, dándome la mano, que estaba segura que iba a ser matrona en XXXXXXXX. Y tuvo razón. No se me olvidará jamás.

Me entrevistaron para CTO, a pesar de decirles que era la competencia y tomé un par de fotos. Y después, ¡fui a celebrarlo por ahí como se merecía!

Siempre recordaré esa mañana llena de emociones vividas, de momentos de nervios, tensión y de alegría inmensa. Solo os puedo decir, estudiantes del EIR 2015, que yo hace un año estaba en vuestra misma situación, siguiendo la adjudicación de plazas desde casa, tenía envidia sana y deseaba con todas mis fuerzas que la que se sentara en ese salón de actos un año después, fuera yo. Y se ha cumplido. He luchado para que se cumpliera y así ha sido. Os quedan meses de largo trabajo pero tened siempre presente que lo vais a conseguir y que merecerá la pena. Os lo aseguro. Y cuanto más lo trabajéis y lo preparéis más orgullosas estaréis de haberlo hecho.

Espero que dentro de un año pueda leer con alegría que vosotros, también, habéis alcanzado lo que ansiabais.

Un beso enorme,


V